Orígenes
Antes de que existiesen las empanadas que conocemos hoy en día, hubo una versión primitiva, desarrollada por los españoles, quienes inspirados por los panes rellenos con vegetales o carne, de los campesinos; y por los «sfihas» y el «fatay» del Medio Oriente, deciden crear un plato.
Mismo que estaría conformado por harina de trigo o centeno, amasado y posteriormente relleno con carne, pescado o restos de guiso.
Generando un impacto tan positivo en el país, que los conquistadores españoles lo llevaron consigo; arribando en costas orientales venezolanas a mediados del siglo XVI, desde donde se expandiría por todo el territorio.
Hasta que durante el siglo XIX ya todos estaban habituados a preparar y consumir empanadas, catalogándolas como un plato gastronómico del país.
Curiosidades
Su nombre deriva de la palabra castellana «empanar», que significaría «encerrar algo en masa o pan para cocerlo en el horno».
Sin embargo, es más común freír las empanadas, que hornearlas. Por lo cual el contenido en grasas suele ser de 16 g, y las calorías que aporta, unas 322 aproximadamente.
Siendo la empanada de queso, la que más calorías brinda, con 363. Probablemente por eso es una de las favoritas, solo después de la empanada de carne mechada, que curiosamente, con su aporte de 285, es la que contiene menos calorías.
Aunque esos cálculos solo aplican si nos referimos a las empanadas tradicionales, y no a las «operadas», a las cuales, después de fritas, se les corta transversalmente y añade un relleno extra que se acompaña con alguna salsa.
Pero, si eres un amante del cuidado personal y justo estás haciendo una dieta, que todo esto no te impacte. Porque las empanadas también pueden ser una excelente fuente de calcio y fósforo, entre otros elementos saludables.